7 planes para hecer con los peques antes de que termine el verano
Guerra de Agua
Da igual que lleven bañador o pantalón corto, que os tiréis cubos, globos de agua o que os duchéis a manguerazos, una guerra de agua siempre es fuente de diversión y ayuda a relajar los ánimos.

- Twitter
- Google+
- Facebook
Sentarse a ver pasar el tiempo

- Twitter
- Google+
- Facebook
Os podéis subir en una roca a comer pipas, tumbaros en la playa a ver el atardecer, sentaros en la orilla a ver las olas romper o simplemente pasar la tarde en un banco a ver la gente pasar. Sentarse a ver pasar el tiempo ayuda a relajar la mente, a agudizar la capacidad de observación y a potenciar la imaginación.
Hacer una aventura

- Twitter
- Google+
- Facebook
Para mi la mejor de todas. Una aventura es algo que no está planificado y en la que no tenemos todo controlado. Puede ser algo tan sencillo como levantarse una mañana, montarse en el coche y conducir sin rumbo fijo o hacer una cabaña y quedaros a dormir en el salón de casa con unas linternas. El caso es que cuando dices a tus hijos que váis a hacer una aventura, la mente de tus hijos y la vuestra propia se abre a las nuevas experiencias y permite que surjan planes distintos, divertidos e inesperados.
Buscar animalitos

- Twitter
- Google+
- Facebook
En la playa resulta relativamente sencillo encontrar un cangrejito, o un erizo de mar. En la montaña podemos encontrar saltamontes, mariquitas, algún grillo e incluso atrapar una rana. Nuestras reglas para buscar animalitos son:
(1) podemos sostenerlos en la mano o meterlos en un cubo para enseñarlos a papá, mamá o hermanos
(2) no podemos hacerles daño
(3) debemos devolverlos a su casa lo antes posible. Si eres más cuidadoso puedes decir a tus hijos aquello de que”se ve pero no se toca”. En la playa o la montaña estar en contacto con los animales ayuda al niño a focalizar su atención, despertar su curiosidad y desarrollar su empatía y delicadeza.
Hacer la croqueta
La croqueta es otro clásico del verano que se puede practicar en su versión playera o en la montaña. 100% diversión. En la versión playera la croqueta el niño se moja y se empana con la arena. En su versión alpina el niño ni se remoja ni se embadurna, simplemente se tumba en la ladera de una colina con hierba y se deja rodar colina abajo. En este caso debéis tomar cuatro precauciones;
(1) que la colina no sea excesivamente empinada
(2) que no acabe en un barranco o similar
(3) que en el tramo a descender no haya rocas (4) el descenso se realiza de lado, no de cabeza. 😉

- Twitter
- Google+
- Facebook
Hacer unos helados caseros
¿Hay algo que le guste más a un niño que un helado? ¡Sí! Hacerse su propio helado! La verdad es que los helados y polos caseros son todo un recuerdo de la infancia. Casi nunca están tan buenos como nos los imaginamos pero siempre son divertido y contribuyen a potenciar la imaginación del niño. Con yogur, con nocilla, con leche y frutas o simplemente hechos de refresco cualquier combinación es buena. Esta semana nosotros hemos optado por una receta algo loca casi igual a la de la foto..Gominolas de ositos con casera!! ¡¡Una auténtica guarrada!!! ¡Divertidísimo!

- Twitter
- Google+
- Facebook
Tumbarse a contemplar las estrellas

- Twitter
- Google+
- Facebook
Esta es otra de mis favoritas; tumbarse a contemplar las estrellas es una experiencia mágica para un niño. Estar de noche fuera de casa ya es una aventura y si encima se tumba a contemplar la inmensidad del espacio en una noche sin luna, la experiencia no tiene precio. Si tus hijos son pequeños (4 años o menos) bastará con contemplar el firmamento y ayudarles a estar tranquilos. Si son un poquito mayores puedes enseñarles los nombres de las estrellas e incluso localizar planetas con la aplicación Sky Map.
Por Álvaro Bilbao – Autor de El cerebro del niño explicado a los padres